La Albariño es, quizás, la variedad blanca más conocida en España. Originaria del noreste de la península Ibérica, sus referentes destacados se encuentran en las costas de las Rias Baixas, en Galicia, y en la zona de Vinho Verde, cercana al río Minho en Portugal. Fernando Almeda, ex-enólogo de la viña Miguel Torres y hoy con su proyecto personal (tiene además un Carignan de guarda de la cosecha 2016), se aventuró con 4 hileras de Albariño en el sector de Trapiche (Valle de Curicó) de las cuales obtuvo poco más de mil botellas de la añada 2019. Es un blanco que acompaña muy bien cortes de pescado fresco, principalmente por tener un paladar seco y levemente salino. Para mantener esas características las uvas se vinificaron de manera natural en estanques de acero inoxidable a baja temperatura, con levaduras nativas y se mantuvo sobre sus lías durante aproximadamente 8 meses. En la nariz nos encontramos con notas a jazmín y tiene un delicado retrogusto como de miel de ulmo. Un gran debut de Almeda que ojalá se pueda extender por muchas cosechas más.